Descubre

Un mar por descubrir
Observación de la naturaleza

La morena y la gamba

Comunitat Valenciana

Morenas, las depredadoras de la noche

La morena presenta numerosas características que la hacen diferente del resto de peces óseos. Su cuerpo anguiliforme es alargado, con boca grande y ojos pequeños. No tiene aletas pero sí una cresta cutánea que empieza donde termina su cabeza. Su cuerpo presenta una musculatura fuerte y vértebras flexibles, lo que le permite una natación ondulante. Tampoco tiene escamas, sino una piel gruesa recubierta de mucus que es tóxica en algunas especies, para protegerla de agresiones, y que además facilita su hidrodinamismo.

La morena tiene un carácter solitario y territorial y habita en cavidades de fondos rocosos de hasta 100 m. de profundidad. En verano se la puede avistar cerca de la costa, donde realiza su puesta de huevos, para regresar en invierno a aguas más profundas. Es frecuente encontrarla acompañada de la pequeña gamba Lysmata seticaudata, que tiene hábitos desparasitadores y se dedica a limpiar el cuerpo de morenas, congrios y blénidos con los que comparte refugio.

Las morenas tienen un limitado sentido de la vista, lo que compensan con un olfato extremadamente desarrollado y una gran sensibilidad en su linea lateral. Esto las convierte, especialmente cuando llega la noche, en verdaderas máquinas depredadoras. Al igual que los meros, el alimento favorito de las morenas son los pulpos, pero también los peces, los crustáceos y otros cefalópodos. Unos de sus pocos depredadores son los meros y las barracudas. 

Hay varias especies de morena en el Mediterráneo, pero la Muraena helena es la que más se observa en las costas de la Comunitat Valenciana. Se identifica fácilmente por su color marrón con manchas amarillas y negras, que aparecen más marcadas en los ejemplares adultos.

Curiosidades:

Es habitual que los buceadores se sientan amenazados al ver que las morenas siempre enseñan sus dientes afilados, pero lo cierto es que sólo abren y cierran la boca para poder respirar, pues deben bombear agua permanentemente hacia sus branquias situadas detrás de la boca. No obstante no hay que confiarse, ya que las morenas son peces muy territoriales que atacarán si se ven amenazadas o si, debido a su deficiente visión, confunden al buceador con su alimento. En el caso hipotético que un buceador imprudente reciba un mordisco, la complicación de la lesión vendrá no tanto por el bocado, ya que su mordedura no es venenosa, sino por la infección provocada por las bacterias de alimentos en descomposición que albergan en la boca. 

La morena es el único animal que, para capturar y retener a su presa, utiliza activamente un segundo par de mandíbulas dentadas alojadas en su garganta (mandíbula faríngea). Como su estrecha cabeza no le permite crear las bajas presiones necesarias para para succionar las presas grandes, y menos si lo intentan dentro de grietas o cavidades, la morena lanza estas mandíbulas hacia su boca para agarrar a la presa y transportarla al interior de la garganta. 

La morena nunca se comerá a su compañera la gamba Lysmata seticaudata, sino que se quedará inmóvil hasta que ésta acabe con su trabajo de limpieza. Tal es la vocación limpiadora de la gamba que, si aproximáramos un dedo a la salida del orificio donde vive, primero nos analizaría con sus antenas para después proceder a desparasitarnos.  

La carne de las morenas ya no se utiliza en la gastronomía mediterránea pero sí fue apreciada en la antigua Roma, donde las llegaron a criar en cautividad para alimento y como mascotas. En las Islas Canarias sin embargo, el consumo de la morena es habitual.  

Fotos: Vicente Renovell

 

Morena respirando apaciblemente
Muraena helena respirando apaciblemente en su cavidad, en aguas de Benidorm
Morena en plena caza, en Benidorm
Muraena helena en plena caza, en Benidorm