A un centenar de metros de distancia desde la boya de fondeo de la inmersión de La Llosa, y tomando rumbo de unos 100º, tras un par de minutos de navegación submarina que intentaremos realizar a la mínima profundidad para poder ver el fondo, llegamos a la que se conoce como la segunda Llosa. Se trata de un gran escalón vertical que cae desde unos 32 metros hasta unos 43 metros. Esta inmersión, poco frecuentada, alberga una excepcional concentración de vida, ya en diversidad como en tamaño: enormes langostas se apiñan en pocos metros, grandes brótolas nos vigilan sin temor mientras congrios de considerable medida se asoman cautos desde sus escondrijos; hay proliferación de nudibranquios como hypselodoris elegans y la vaquita suiza y, sobre todo, una vistosa y frondosa colonia de la gorgonia paramuricea clavata amarilla tapizando algunos tramos de la pared-escalón.
La permanencia en este fondo será necesariamente reducida y el regreso lo haremos invirtiendo el camino para, al encontrar las paredes de la Llosa, comenzar el ascenso y la eliminación del exceso de nitrógeno.
Sin duda, un espectáculo poco habitual al que sólo podrán acceder buceadores del máximo nivel con la adecuada experiencia. Dada la considerable profundidad habrá que prever las medidas de seguridad apropiadas y dejar una botella con reguladores a unos cinco metros para la eventual descompresión.
+ Info: https://www.visitbenidorm.es/ver/1998/buceo-y-snorkel-benidorm.html