En el corazón de la Costa Blanca, donde el turismo es tal vez el más intenso de toda la Comunitat, nos resultará grato descubrir cómo sus fondos son también de los más espectaculares. Así sucede con las rutas propuestas en Altea y Benidorm, en las que podremos encontrar pequeñas cuevas donde nunca perderemos la luz, islas repletas de vida sumergida, abundancia de especies sólo comparables en tamaño y variedad con destinos más lejanos de la costa y un sinfín de emocionantes satisfacciones para los amantes de la naturaleza marina.
En las turísticas localidades costeras de Benidorm y Altea resulta evidente, más que en ningún otro sitio, que un entorno adecuadamente conservado es un factor de relevancia a la hora de la elección del destino turístico, a la vez que permite complementar la oferta de ocio. Con esta orientación de armonizar usos y actividades diversas para la preservación del entorno es con la que surge la declaración del Parque Natural marítimo-terrestre de la Serra Gelada y su zona litoral. Abarca un total de 5.653 hectáreas, la mayoría de ámbito marítimo, de Benidorm, L’Alfàs del Pi y Altea, entrando en su ámbito de protección la totalidad de la sierra y los islotes de la Mitjana, a los mismos pies de la Serra Gelada, de l’Olla y la Galera en la bahía de Altea, y el conocido Illot de Benidorm, que a pesar de su reducida extensión constituye por sí mismo un área de excepcional interés, tanto por la presencia de algunos endemismos vegetales relevantes – entre los que destaca, sobre todo, silene hifacensis - como por constituir el área de nidificación de diversas especies de aves marinas.
La Serra Gelada cuenta, en su frente litoral, con impresionantes acantilados de más de 300 metros de altura y alberga núcleos de vegetación de un valor excepcional, destacando la duna fósil colgada y la peculiar vegetación que la coloniza. Además, la sierra comparte diversos endemismos botánicos con el vecino Peñón de Ifach.
En cuanto a la fauna, la principal riqueza son las aves marinas, entre las que destacan el cormorán moñudo, la gaviota, el paiño común e incluso aves rapaces como el halcón peregrino. En el ámbito submarino son importantes las praderas de Posidonia oceánica y de Cymodocea, que se encuentran en muy buen estado de conservación y acogen a multitud de especies, pudiéndose encontrar ejemplares de Pinna nobilis o nacra. Los fondos marinos de este entorno son de una variedad y riqueza excepcionales, con abundancia de vida y buena visibilidad de las aguas, lo que resulta aún más sorprendente al tratarse de un entorno turístico muy frecuentado.
De ahí que la figura de Parque Natural resulte idónea para conciliar el desarrollo económico con la conservación de los recursos y valores de los espacios naturales. Son especialmente destacables los fondos de la Llosa de Benidorm, montaña enteramente sumergida que desde los 35 metros asciende a poco más de ocho metros de profundidad y acoge una generosa representación de la mejor flora y fauna mediterráneas.
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